jueves, 10 de abril de 2008

La creatividad, el arte y la inclusión social


El concepto de que la creatividad y el arte pueden favorecer la inclusión social es claro para mí. Quienes nos dedicamos al arte sabemos como a través de él, las personas canalizamos nuestras emociones, nuestros mas íntimos sentimientos. Ellos son plasmados en obras de muy diferente naturaleza, que tienen que ver con la música, las imágenes, lo verbal,... Dicha obra puede ser un objeto comunicacional que exprese al autor y transformarse también en un medio de inclusión social.

¿Por qué?

La vivencia de transformar la materia y expresar emociones, el poner fuera de si mismo ideas y sentimientos es atrapante, genera nuevas formas de comunicación y crea lazos, hermana a quienes comparten dicha experiencia. Permite generar grupos cuyo objetivo podría ser modelar la arcilla, crear una melodía utilizando la voz o instrumentos diversos, o buscando la expresión a partir del propio cuerpo como se da en la danza y en el teatro.

Podría seguir enunciando muchos otros ejemplos. Todas ellas podrían generar un polo de interés para los niños, los jóvenes y ¿por que no? a los no tan jóvenes y favorecer un crecimiento personal. Me interesa señalar especialmente que dichas actividades que movilizan su interés permite alejar a los jóvenes de "la calle" y de los peligros que ella implica.

Con el arte y la creatividad se puede llegar aun más lejos. Se podrían generar microemprendimientos que les permitan a sus participantes lograr un medio de vida, de subsistencia, un trabajo generado desde su creatividad y esfuerzo. Ello les daría la posibilidad de aumentar su autoestima. La especial sensación, casi mágica de ver un producto terminado y admirarse al observarlo y reflexionar, lo hice yo y ella es una vivencia intransferible.
Y si lo que hago es valioso para los demás y es posible de ser vendido da al que lo hace la certeza de que puede hacer, crea esperanzas...
Da la opción de soñar que es posible generar un proyecto productivo al poder producir objetos factibles de ser vendidos. Es factible progresar y el proyecto desarrolllado a través del tiempo puede que se transforme en una empresa y sus miembros en microemprendedores.

Esto puede sonar una expresión de deseo, una utopía. Sin embargo estoy convencida que puede ir más allá y convertirse en un proyecto de vida que favorezca que jóvenes de zonas sub-urbanas o marginales se integren al mundo del trabajo.

Por supuesto que para lograrlo se debe tener un proyecto que defina ordene, estructure, los objetivos, defina claramente las acciones, las funciones, las responsabilidades de cada uno de los miembros.

Quisiera bajar estas ideas a la realidad concreta y por ello me interesaría compartir con Uds una experiencia vivida en la Escuela 4-029 Gral. San Martín de Mendoza.

En el segundo semestre del año 2004 me integré al Taller de Serigrafía que cursaban los alumnos de 3°2° de la modalidad "Comunicación, Arte y Diseño" a cargo del Prof. Francisco Curioni.

El objetivo inmediato que tenía el Taller era el aprendizaje de la Técnica Serigráfica. Mi función consistió en apoyarlos en la producción de diseños y surge así el logo de la Escuela con la que hoy todo el alumnado se identifica y gusta lucirlo en la camisa o remera de su uniforme.

Juntos y con el apoyo de la Directora nos conectamos con Emaus porque queriamos que el taller trascendiera la comunidad escolar. Fue muy positiva la relación con ellos que decidieron apoyarnos y encargarnos un trabajo importante Todo el material que se necesitaba para la realización de un congreso : afiches, pasacalle, panfletos, carpetas, etc. Esta propuesta implicó charlar con todos los alumnos y reflexionar si realmente el grupo estaba dispuesto a asumir la responsabilidad. Ya no sólo sería una materia sino tambien un trabajo. Deberiamos concurrir a la escuela a contraturno, y cada uno en el equipo debería cumplir una función. Tuvimos que pasar un presupuesto que fue aceptadoy hasta tanto se concretara el pedido los alumnos hicieron la impresión del logo en las remeras del uniforme. La escuela aporto las remeras de los miembros del Taller. Se compraron remeras por pedido de los alumnos y se imprimieron.

Todos los gastos de materiales se llevó en un libro diario como también las ventas. En el acto de fin de año cada uno de los alumnos recibió una parte de lo recaudado como contribución a su trabajo.

En cuanto al proyecto con EMAUS recibimos el dinero pero recién en el mes de noviembre y la Directora considero con muy buen criterio que no iba a tenerse suficiente tiempo para realizarse todos los trabajos pedidos y que si se tomaba el trabajo debía cumplirse y corríamos el riesgo de tener que quedarnos los dos profesores durante todo el mes de enero imprimiendo.

La experiencia no sólo fue positiva sino que continúa la motivación de transformar el Taller en un microemprendimiento y que los alumnos y aún los egresados puedan participar de él generándo trabajo para sus miembros o la posibilidad de entrenarse para luego crear su propio emprendimiento.

De hecho, tres de los alumnos se presentaron a través de una Ong y recibieron un subsidio para comenzar un Taller propio.

Uno de ellos a los dos años de egresado ingresó becado a la Fundación Gutemberg para realizar una tecnicatura obteniendo muy buen concepto por su actuación y como se desempeñó en la pasantía realizada en una imprenta.